La búsqueda constante de eficacia y productividad se ha convertido en el eje central de toda empresa que aspire al crecimiento. Para alcanzar este objetivo, es imprescindible que las organizaciones comprendan a fondo su propia naturaleza, lo que han logrado con éxito hasta el momento y las áreas donde aún pueden mejorar. Este ejercicio introspectivo, esencial para el crecimiento sostenible, encuentra su mayor aliado en el análisis estratégico.
A través de este proceso, las empresas pueden desentrañar los secretos de su funcionamiento interno y externo, permitiéndoles identificar oportunidades, mitigar riesgos y trazar un curso claro hacia la excelencia empresarial.