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Ya se a corto, mediano o largo plazo, todas las empresas establecen objetivos para todas sus áreas y todo su personal; de no hacerlo, no serían productivas, eficientes y competitivas. Sin embargo, no se trata solo de indicarlos en papel y esperar a que se realicen, es necesario asegurar su cumplimiento, y la mejor manera de hacerlo es a través de indicadores de gestión.

Con bastante frecuencia, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) no están a la vanguardia de las tendencias tecnológicas; incluso, datos de la consultora Deloitte, señalan que 80 por ciento de las pequeñas empresas no aprovecha al máximo la tecnología.

¿Has escuchado hablar acerca de la estandarización de procesos? Imagina por un momento que todos los miembros de tu empresa olvidaran cómo hacer su trabajo. ¿Qué crees que sucedería? Lo más seguro es que realicen sus funciones como se les venga a la mente, sin un orden en el procedimiento ni consistencia en la realización. Esto pondría en peligro la calidad de los productos o servicios, ocasionando pérdidas por la insatisfacción de los clientes.

En el mercado actual tan competido, las empresas se encuentran en la búsqueda constante de estrategias que las permitan impulsar su crecimiento. Sin embargo, a menudo pasan por alto una oportunidad prometedora dentro de su organización: la preventa. Y es que esta estrategia de negocio juega un papel crucial no solo en la adquisición de nuevos negocios, sino también para sentar las bases para retener a los clientes.

Para cualquier empresa, especialmente las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), es importante tener un control total sobre la elaboración de sus productos y servicios realizando un proceso de producción, a fin de garantizar el buen funcionamiento de la empresa, cumplir con los compromisos al cliente en tiempo y forma, y lograr la optimización de tiempos y costos de fabricación.